INSTITUTO DE ESTÉTICA

Culto a las almitas: Fotolibro refleja trabajo de campo junto a comunidades aymara

“Almitas…en Cobija” es un fotolibro creado por nuestras académicas Claudia Lira y Catalina Mansilla, quienes realizaron un trabajo de campo que se extendió entre 2016 y 2018. Textos, imágenes y poesía dan vida a un recorrido que da cuenta de una comunidad aymara que rinde culto a sus muertos a través de mesas con ofrendas de diverso tipo. Historias ancestrales y estéticas de la muerte convergen en esta entrega. Hoy, estas comunidades luchan por salvar el Mallku Marqués, cerro sagrado de la zona.

Las investigadoras Claudia Lira y Catalina Mansilla desarrollaron una investigación extendida entre 2016 y 2018, denominada “Almitas y animitas: hacia una estética de la muerte en el Tawantinsuyu”, un recorrido que no culmina y que sigue dando frutos. Esta vez, por medio de un fotolibro en que las académicas del Instituto de Estética UC buscan dar cuenta de una experiencia comunitaria vinculada a lo que las investigadoras han delineado como una Estética de la muerte en este territorio. “Este libro está hecho fundamentalmente para la comunidad de Cobija, para que tengan un recuerdo de sus costumbres y que los reconozcan. Ellos están dando una batalla ardua contra una minera que está horadando su cerro sagrado, el Mallku Marqués”, cuenta Claudia Lira, autora de poemas, los textos que forman parte de sus notas de campo y algunas fotografías que figuran en la publicación.

Por su parte, Catalina Mansilla desarrolló el texto final del fotolibro, que aborda específicamente las mesas rituales ofrecidas a las almas y los difuntos, estableciendo una propuesta analítica de distinción entre ambas. Junto con esto, Mansilla es autora de algunas de las fotografías incluidas. Las imágenes presentadas recaban principalmente celebraciones realizadas por el pueblo de Cobija, una comunidad aymara de la precordillera de la Región de Arica y Parinacota, que tuvieron lugar en los territorios de Cobija y Lluta. “Reflexionando y cuestionando nuestras propias prácticas de investigación, especialmente a la hora de trabajar con culturas indígenas, imaginamos este fotolibro como un producto de investigación no académico. La idea fue compartir el material con las personas de la comunidad, en un formato impreso y bello, para que pudieran tener una compilación de registro de algunas de sus costumbres asociadas al culto a las almas de los últimos años”, expresa Mansilla.     

Se abordan experiencias diversas, como la visita a la tumba del “abuelo muerto”, que constituye un hito de la memoria del pueblo y del paisaje; la remodelación de la plaza; la celebración de la fiesta patronal de San Isidro; y el registro de una mesa de Apxata, ofrecida a uno de los hombres de la comunidad, que falleció durante el período en que se desarrolló el trabajo de campo. Mansilla explica que, tal como un fotolibro anterior que desarrollaron para la comunidad en 2015, este “es un producto que habla de un trabajo de campo que, aunque de estadías intermitentes en el territorio, fue de larga duración, y que nos ha implicado afectiva y corporalmente con las personas y con el territorio, llevándonos a una reflexión permanente y aún no resuelta sobre el rol, las preguntas y las metodologías de la Estética en este tipo de investigación”. 

El valor de la experiencia vivida por las académicas junto a estas familias es reflejada a través de palabras e imágenes que buscan dar cuenta de la importancia de “una comunidad que trabaja, agradece y celebra unida para mantener, respetar y hacer brillar sus costumbres”, como se señala en el escrito, lo que se traduce en una cohesión comunitaria que se vuelve de vital importancia a la hora de enfrentar conflictos políticos internos y externos, como el conflicto político ambiental que sostienen en estos días a raíz de la evaluación de la instalación de la minería privada en el principal cerro sagrado de la zona, señor de al menos cuatro comunidades aledañas. 

Las almitas como un segundo Dios

Las Almitas, se explica en el libro, “son los espíritus de los difuntos de la comunidad, que están atentas a las necesidades de sus familiares y los escuchan cuando les piden algo para su vida cotidiana”. Ellas están presentes en las diversas mesas de ofrendas que cobran vida en celebraciones y encuentros -en uno de ellos se menciona a las almitas como “un segundo Dios”-, siendo particularmente relevante la conmemoración del Día de Todos los Santos. “Ellos invitan a sus almitas, las agasajan con comida y bebida, luego, consagran las coronas en la mesa, limpian las tumbas, llevan las coronas y con la celebración en el cementerio, se cierra este encuentro, hasta el próximo año”, relatan las investigadoras.

Este fotolibro revela el contexto de la llamada reciprocidad andina, en que las mesas de difuntos y mesas de almitas son concebidas como dones alimenticios que, “al ser ‘bien recibidos’, acompañan a los difuntos en el proceso de muerte y vinculan a vivos y muertos a través de la comida”, manifiesta Mansilla en su texto, y propone una distinción de dos categorías de mesas asociadas al culto a los muertos: la mesa de difuntos y la mesa de almitas. Ambos tipos de mesas registradas en fotografías, fueron construidas en el periodo cercano al 1 de noviembre, esto es, el día de Todos los Santos. Asimismo, entre los propósitos distinguidos en estos rituales se aprecia la petición de “prosperidad de la salud física, el bienestar personal y de la comunidad; el éxito agrícola y económico, o el apoyo al desarrollo de los ciclos naturales y el fortalecimiento de los cultivos; el agradecimiento por algún don recibido; la generación de maldiciones y protección contra ellas; y el restablecimiento del equilibrio del cosmos, entre otras”, prosigue Mansilla.

Mientras que “la mesa de difuntos apela a un banquete ritual celebrado durante la fiesta de Todos los Santos los tres años consecutivos a la muerte biológica de una persona (…), la mesa de almitas no se viste de color negro, sino que es amiga de la abundancia de colores y formas: el periodo de luto establecido para la familia ya se ha terminado hace años. La mesa de almitas no presenta un carácter “evolutivo”, como la mesa de difunto, que va ascendiendo de la esfera terrenal a las dimensiones superiores conforme transcurren el primer, segundo y tercer año de defunción”, continúa la académica.

Entre los objetos que se despliegan en estos rituales destacan los dones sagrados: coca, alcohol y tabaco y las masas con figuras de rostros humanos llamadas tanta wawa. En el caso de las mesas para almitas se preparan comidas típicas y se dispone de diversos alimentos artificiales y naturales. Se pone la mesa para las almas “diez días antes de la fiesta de muertos, especialmente, para la madre de ella y para el padre de él. Ellos invitan a sus almitas, las agasajan con comida y bebida, luego, consagran las coronas en la mesa, limpian las tumbas, llevan las coronas y con la celebración en el cementerio, se cierra este encuentro, hasta el próximo año”.

Entre las múltiples vivencias que se narran en el fotolibro se revelan momentos íntimos para las familias de la comunidad y también para las académicas, tales como la pérdida de seres queridos mientras duraba la investigación. Este tipo de hechos se entretejen en esta publicación, dando lugar a poemas escritos por Claudia Lira, quien dedica algunos versos a su madre, al río, al cerro Marqués y a la práctica de vestir la cruz.

A continuación uno de los poemas:  

Vestir la cruz

Quiero vestir la cruz

para expiar, en cada puntada de hilo,

pronunciándolo bajito, tu nombre.

Quiero que cada flor que ponga

Sobre la cruz

Sea un momento donde abrazados

Fuimos felices.

Quiero verte sonriendo,

al viento, entre los cerros secos.

Quiero rodear de rodillas

Tres veces

Cada calvario del pueblo

Ir orando

Por nuestros ojos

Para que vuelvan a encontrarse

recordando quienes somos.

Como le pedí a las almitas

Quiero pedirle

A las cruces de todos los calvarios

De todas las cumbres

De todas las quebradas:

Que no nos desamparen.

***

Este libro forma parte de los resultados del proyecto CCA-2018: Almitas y animitas: hacia una estética de la muerte en el Tawantinsuyu, financiado por la Dirección de Artes y Cultura de la Vicerrectoría de Investigación, Pontificia Universidad Católica de Chile.

 

Información periodística: Violeta Bustos (Esta dirección de correo electrónico está siendo protegida contra los robots de spam. Necesita tener JavaScript habilitado para poder verlo.)

 

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